Chauen, Xauen, Chefchauen, شفشاو o نالشاون son todos los nombres con los que se denomina a esta ciudad situada al noroeste de Marruecos…desde tiempos recientes la forma más habitual es Chauen, procedente del nombre francés Chaouen, aunque los mapas y paneles de carretera siguen indicando Shifshawen en árabe (que significa «los cuernos» y se refiere a la forma de las montañas) y Chefchaouen en francés.
Chauen es mucho más que una ciudad azul y blanca construída sobre una montaña; la ciudad fue durante siglos considerada sagrada y se prohibía la entrada a los extranjeros, por esta razón apenas ha sufrido cambios y mantiene su aspecto medieval. La ciudad fue pintada de azul por lo refugiados judíos que llegaron en 1930 y que intentaban así imitar el color del cielo, luego se extendió la creencia de que el color azul alejaba a los mosquitos y así se mantuvo la tradición hasta hoy en día; que se sigue haciendo, pero ahora para atraer a los turistas.
Los cambios en la estructura urbana y poblacional de Chauen son muy recientes. Fueron las tropas españolas las que abrieron Chauen al tomar el control de toda la zona norte del actual Marruecos para instaurar el protectorado, cuando los españoles llegaron la ciudad, todavía tenía una importante población judeo-española… En la actualidad Chauen es un importante centro de turismo, al que llegan cientos de inmigrantes de otras zonas de Marruecos, principalmente del sur.
Llegamos a Chauen con un día de retraso por el incidente de los autobuses en Fez. Antes de llegar, desde el autobús; cuando empezamos a divisar la ciudad a lo lejos, nos pareció demasiado grande… sería por las fotos que habíamos visto antes que teníamos otra idea de Chauen; luego he leído por ahí que la ciudad tiene más de 30.000 habitantes! 😱
Desde lejos vas descubriendo una ciudad más blanca que azul sobre una montaña… la estación de autobuses está abajo, y todavía mientras entrábamos en la estación de autobuses tuvimos dudas de si aquella ciudad sería realmente Chauen y tuvimos que preguntar a los otros viajeros…
Pero ya desde que te bajas del autobús descubres que era cierto todo lo que habías leído, todo lo que te habían contado; en Chauen todo es azul; desde las papeleras, la estación de autobuses, hasta los taxis… En Chauen, mires a donde mires… predomina el azul! ❤️
Cogimos un taxi azul y nos fuimos al riad; el riad Gharnata es una auténtica maravilla; un riad totalmente remodelado, muy bien conservado y situado en el centro de Chauen.
Tuvimos que contarles lo que nos había pasado la noche anterior y porqué no habíamos podido llegar; habíamos avisado por mail de nuestro problema con los autobuses, pero aunque no habían visto el email, no nos cobraron la noche anterior.
Hicimos el check in, dejamos todo en la habitación y nos fuimos a callejear por Chauen; la verdad que es una ciudad que no decepciona; en cada esquina hay una foto, es todo tan bonito que no parece real! Los marroquíes hacen la vida en la calle como fuimos viendo durante todo nuestro recorrido por Marruecos y los niños juegan libres y a sus anchas…
Pero en Marruecos la gente no quiere ser fotografiada, así que hay que tener cuidado y pedir permiso porque te puedes meter en un problema; es normal pero a veces ves cosas tan llamativas y chocantes que sientes la necesidad de fotografiarlo… ya os digo; aquí mejor no hacerlo, mientras que en la India todo el mundo posa feliz en cuanto ve una cámara de fotos, en Marruecos se enfadan a más no poder…Luego Michael, nuestro nuevo amigo americano, nos contaría su secreto para hacer buenas fotos; él les daba dinero después de hacer la foto y se les pasaba el enfado… Algo que ni se nos había ocurrido; american style!! 😲
En Chauen hay muchísimas tiendas-taller en la zona conocida como el caravasar; donde se hacen y se venden artesanías de cuero y vidrio, también hay telares donde fabrican y venden alfombras, bolsos, ropa… y talleres donde trabajan la madera.
El regateo es bastante dificil en esta ciudad, porque hay muchos turistas, pero vale la pena regatear porque se ven cosas realmente bonitas. Entramos en muchos talleres a echar una ojeada y hablar con los vendedores; luego nos fuimos a tomar algo a uno de los cafés que hay en la plaza de la Medina, que es la plaza más concurrida; hay un montón de restaurantes todos juntos y chicos que delante de las terrazas te recitan el menú y el precio y te invitan a pasar… muchos de ellos hablan español a la perfección y además son simpáticos. Y allí comimos, ¡entre el gaterío! Tan pronto te traen la comida aparecen los gatos 😸… primero se frotan contra tus piernas, luego se sientan encima de tí; si les vas dando algo de confianza, en cuanto te descuidas los tienes en el plato. En Chauen los gatos conviven felizmente con los clientes de los restaurantes, algo que nunca podrías ver en España. ¡Tan cerca y tan lejos! Aquí se vería fatal que los gatos anduvieran pidiendo comida entre las piernas de los comensales… Allí no se ve mal y cuando ven que molestan mucho, los camareros les echan un poco de agua con una botella suavemente, tratando de no incomodarlos para que se alejen. 🙀
Fuimos muchas veces a la plaza de la Medina a tomar algo, a pasear o a comer… desde las terrazas de sus cafés y restaurantes es bonito ver como pasa la vida… Primero vino una chica a ofrecerse a pintarnos las manos con henna pero no estábamos interesadas; la próxima vez me lo hago! 😏 Luego conocimos a un chico que venía desde andalucía en moto… Estaba sólo, pintando en un café de la plaza; nos contó como había llegado hasta allí recorriendo la costa marroquí en moto; también nos contó donde se alojaba y un par de anécdotas desagradables que le habían pasado; los típicos timos… Era «un chico algo bohemio y soñador» como habría cantado Julio Iglesias y auque nos habló de un lugar donde se comía muy bien y hasta hablamos de quedar por allí para ir a cenar juntos, luego no volvimos a encontrarnos.
También fue en esa misma plaza donde asistimos a una conversación que luego me ha hecho pensar… los chicos que ofertaban los menús de los restaurantes se juntaban a charlar sentados a la sombra mientras no aparecían nuevos clientes, entonces pasaron un grupito de españolas con minifalda y shorts … y ellos sin dudarlo ni un minuto, les lanzaron un piropazo y luego un «Si te pillo esta noche te voy a dar caña» (Palabras textuales en español) 😂 Cuando notaron que les estábamos mirando y nos reíamos por aquella reacción tan loca… uno de ellos trató de disculparse y nos dijo: «¡Van desnudas! las nuestras van tapadas…» A pesar de que pueda parecer un comportamiento machista y anticuado… en ese momento nos dió la risa. Se trataba de algo tan simple como un choque de culturas. Nunca se me habría ocurrido ir vestida de aquella manera por Marruecos… Siempre hay que ser consciente de por donde se anda… allí no es habitual ver a las mujeres vestidas de ese modo, así que sus reacciones son hasta cierto punto las normales… Y sus caras y sus miradas las mismas que tendrían los españoles cuando en los años 60 llegaban las suecas en bikini…
Fue también paseando por la plaza de la Medina, luciendo nuestros trajes típicos marroquíes recién comprados, cuando desde la mesa de un restaurante nos llamó nuestro amigo americano; ¡Qué sorpresa encontrarnos de nuevo con Michael! Michael era el chico con apariencia de Indiana Jones que habíamos conocido en el desierto y que luego terminaría contándome su vida; había estado estudiando y trabajando en la universidad del Cairo durante un par de años, era de Filadelfia y se avergonzaba de no saber hablar español por motivos que me contaría luego… pero esa ya es otra historia. Mike estaba con una chica, una amiga suya local, lo cual le había facilitado mucho las cosas… incluso nos contó que ir de Chauen a Tetuan en taxi, les había salido más barato que a nosotras el autobús…
Chauen es como un lugar encantado donde incluso te parece imposible que viva gente normal… después de pasarnos dos días recorriendo sus calles; tiendas, lavaderos, la gran mezquita… no dejaba de sorprendernos la belleza de sus rincones y ni por un momento pudimos separarnos de la cámaras de fotos… he conocido pocos lugares tan fotogénicos como Chauen 😍
Es un lugar muy especial y a la vez también contradictorio; Aunque la gente apenas bebe, huele a hachís por todas partes y siempre aparece alguien para ofrecerte; incluso se ofrecen a liártelo y a prepararlo a tu gusto; más o menos light… (Cuando vés a la gente fumando tan contenta en las terrazas, llegas a creer que está permitido, pero no es así; la ley marroquí prohibe vender, comprar y consumir hachís, mientras que los marroquíes te dirán que no hay problema, que en estas cosas se hace la vista gorda) este país está lleno de contradicciones. Uno de los chicos que conocimos en Chauen nos contó que todo el hachís venía de Ketama; un paraíso de la marihuana, donde la mayoría de la población vive del cultivo de esta planta, y que se encuentra a tan sólo hora y media de Chauen, pero nos desaconsejó ir hasta allí; nos dijo que no le parecía un buen lugar para nosotras y seguimos su consejo; entre otras cosas porque ya no estaba en nuestros planes; sólo le habíamos preguntado para saciar la curiosidad 😅
Despues de dos días en Chauen había que irse; nos dió pena no haber podido estar tres días como habíamos programado en principio, pero todavía nos quedaba Tetuán, Rabat o Casablanca y puede que también Essaouira 😉 para llegar de nuevo a Marrackech y completar así nuestro círculo sobre Marruecos… El país me estaba sorprendiendo gratamente; sobre todo la diferencia de colorido de cada una de sus ciudades y el enorme buen gusto en la construcción y la decoración; el arte que tienen para crear lugares únicos y preciosos… En cuanto a la gente; todavía estaba tartando de entenderlos; por un lado gente super amable como los chicos del hotel y por otro, gente que nos gritaba como si nos riñeran, como si estuvieran enfadados todo el tiempo ... Mi hermana Bea me dice que no es eso; que no están enfadados, que es la forma que tienen de hablar los árabes… Pero a mí sigue sin gustarme que me griten 😣
Y ya sentada en el autobús y rumbo a Tetuán me puse a repasar en la cámara las fotos que habíamos hecho durante nuestros dos días de estancia en Chauen; calles azules; puertas azules, gente vestida de azul… Mil rincones impresionantes y mucho azul, azul, azul, azul….
Uno de mis colores favoritos 😍
¡Hermoso! 🙂
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Gracias Manolo por tu comentario; yo pensé lo mismo mientras estaba allí … A veces los seres humanos utilizan con muy buen gusto, su capacidad creadora 😉
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