
Una vez mi hermana mayor, cuando todavía era pequeña, vió como venían a cortar un árbol, el árbol donde jugábamos…
Era un cerezo que sobrevivía tumbado, lo había tirado una tormenta pero el árbol había resistido con su raíz medio cubierta de tierra y seguía florenciendo cada primavera y dando cerezas salvajes que sólo nos gustaban a nosotras…