
Aunque cada vez resulte menos frecuente encontrarse con caravanas personalizadas, cuando veo una original, no puedo evitar que me vengan a la cabeza recuerdos de la infancia, cuando por delante de mi casa pasaban los gitanos para cambiar de campamento. Lejanísimos quedan ya esos recuerdos porque tendría yo tres o cuatro años y luego, jamás…