Los viajes, igual que los libros, se inician con cierta incertidumbre y se terminan con un poco de melancolía…
Y así fue también nuestro viaje a Nepal… Se iniciaba con mucha incertidubre, al menos por mi parte; no conocía el destino, ni tampoco a los que iban a ser mis compañeros de viaje, además viajaba como coordinadora , algo totalmente nuevo y desconocido para mí. Lo único que tenía claro desde el primer momento, es que iba a ser una experiencia enriquecedora, y así ha sido; he aprendido muchas cosas de Nepal, de los viajes en grupo, de la gente en general, e incluso he descubierto cosas de mí misma que hasta ahora desconocía.
La noche que llegamos a khatmandú procedentes de Chitwan, hubo un malentendido por el tema de las habitaciones; antes de salir para Pokhara la primera vez que estuvimos en el Andes House, nuestro hotel en Kathmandú, le pedí a Keké, el recepcionista, que nos guardara las habitaciones para nuestra vuelta a kathmandú (En esta primera estancia en el hotel nos habían dado dos triples y dos dobles) ; le había dicho que todavía no estábamos seguros de si estaríamos una ó dos noches en nuestra vuelta a Kamandú, todo dependía de como se fuera desarrollando el viaje. Keké, sólo me pidió que lo llamara por teléfono el día antes de nuestra llegada para recordárselo y así hice. Desde que habíamos salido de Kathmandú, habíamos tratado el tema en el grupo. Ángel había hablado conmigo y luego lo habíamos hablado entre todos; terminamos mostrando nuestra predilección por las habitaciones con dos camas, por comodidad; más espacio y menos pérdida de tiempo para ir al baño…los filtros que solía usar en las búsquedas de ebooking eran con desayuno incluído y con valoración de más de 8.
Así que cuando volvimos al Andes House, unos de los viajeros se enfadó mucho al ver que le tocaba una habitación triple… No existió ningún problema real, porque sólo con decirlo, el hotel nos ofreció otra habitación. (El problema estuvo resuelto en menos de dos minutos; así de simple y de rápido)
Pero la reacción durante ese par de minutos que iba directamente dirigida a mí; fue tan exagerada y tan violenta que me hizo sentir fatal…¡Me llamó hasta tacaña! (Esto es más que ridículo, porque cada uno pagaba lo suyo y cuando te apuntas a un viaje de este tipo sabes que se baraja un presupuesto medio y que hay que tratar de ajustarse; y aún así, desde el principio fue una organización totalmente demócratica y siempre se escuchó la opinión del grupo) … No me molestó lo que dijo, porque no tenía ningún sentido, pero me molestaron las formas… Me decía que le había hablado con retintín…y eso ya, me sentó fatal! Me quedé bastante sorprendida; porque cualquiera que me conozca sabe que tengo mis defectos, pero que si algo me caracteriza es que soy muy respetuosa con todo el mundo y además me molesta especialmente la gente que no lo es.
Keké, el recepcionista, que parecía estar tan sorprendido como yo con aquella reacción, se acercó a mí para decirme que lo sentía, que él sabía lo dificil que es tratar con la gente… y yo, de tan avergonzada y nerviosa que estaba le contesté ; «No te preocupes, Keké, no pasa nada, siento que hayas tenido que presenciar esto…» pero se lo decía en españo,l sin darme cuenta… y el pobre de Keké me contestó : _» Tell me in English! I cannot understand your language! » Al recordar ahora a Keké, he sonreído… «Cómo se agradece a veces un simple detalle de humanidad!
Bajé a cenar sin muchas ganas, pero creía que tenía que hablar con él y solucionar el malentendido, no me gusta irme a dormir sin solucionar los problemas… Pero fue en vano, porque se puso a gritarme otra vez, decía que él ya me había dicho lo de la habitación y no me dejaba explicarme… ¡No soporto esas discusiones a gritos! Me recuerdan los debates cutres de la televisión y las telenovelas… No sé si son formas de ser distintas, o lo que es; pero yo no entiendo lo de ir dando el espectáculo por el mundo. Si se puede hablar como personas civilizadas, bien! Y si no «Adiós muy buenas»! Y con la misma; me fui a mi habitación.
Trataba de disculpar su reacción; pensaba que podría deberse al cansancio acumulado durante todo el viaje, el mismo cansancio que hacía que yo me sintiera así de triste y vulnerable por lo ocurrido. Mientras miraba fijamente a la ventana de mi habitación… Quise que el viaje se terminara de una vez y estar de vuelta en mi casa! Me pregunté unas cuántas veces, por qué había aceptado aquella propuesta… y volví a preguntarme qué necesidad tenía yo de aguantar aquellos reproches totalmente infundados, de alguien que ni siquiera me conocía…
Aquella noche, cuando estaba tan asqueada de la vida… algunos de mis compañeros de viaje llamaron a la puerta de mi habitación para preguntarme qué tal estaba, otros vinieron sólo a darme un abrazo y otra me envió un whatsapp… Creo que hacía muchísimo tiempo que no agradecía tanto este tipo de gestos. Me decían que todo había ido bien durante el viaje y que no dejara que aquella salida de tiesto lo estropeara… Y así era; es cierto que yo debería de haberme acordado de decirle a Keké que esta vez queríamos sólo habitaciones dobles… Pero ni me acordé! Los humanos, no somos infalibles, no podemos controlarlo todo… Además se había arreglado sin ningún problema, no entendía que era lo que le había llevado a ponerse así! Tampoco entendía por qué me dolían tanto aquellas palabras con las que además no me sentía identificada…
¡Y ahí, ví la luz! 💡 😊 Durante casi todo el viaje, había estado tan ocupada tratando de que todo saliera bien, que se me había olvidado un poco pensar en mí. Decidí aceptar lo que había pasado, darle la importancia justa que tenía y salir a disfrutar de mi último día en kathmandú.
Luego supe que el resto de mis compañeros habían hablado con él, porque la mañana siguiente cuando bajé a desayunar, keké se acercó a preguntarme que tal estaba y me dijo que los había visto hablar… y menos mal que Keké no habla español! 😅 ( Los recepcionistas siempre se enteran de todo)
Yo por mi parte, no pensaba hablar más del tema. Ahora sólo necesitaba estar sola y hacer lo que más me gusta cuando viajo … Salir sin rumbo fijo a explorar la ciudad; vagabundear por las calle, hablar con la gente y descubrir sitios …. Esa mañana , tardé un poco más en ducharme, me vestí con lo mejor que tenía ( que tampoco es que fuera la «repanocha», porque yo cuando viajo no me llevo ni una simple barra de labios, me gusta esa liberación de vivir al natural) y antes de bajar a desayunar, escribí un whatsapp en el grupo:
«Hola chic@s! Namaste! Esto se acaba… sé que algun@s queréis volver a Boudhanath , otros queréis ir de compras… A mí me apetece darme una vuelta por ahí sola, para despedirme de la ciudad. Lo de comer juntos creo que va a ser un poco dificil pero podemos hacer una súper cena!»
Necesitaba recuperar la paz 🤗 Así que; salí a dar una vuelta sin rumbo fijo por Kathmandú y me encontré con un conductor de rickshaw que se ofreció a llevarme a donde quisiera y como no tenía nada mejor que hacer, me paré a hablar con él y a regatear el precio … Conseguí que me bajara a una cuarta parte y entonces quiso apagar el cigarro e iniciar el camino, pero le dije que fumara tranquilo que yo no tenía ninguna prisa. Me llevó al Jardín de los Sueños y cuando llegamos le pagué lo que me había pedido al principio, era mi último día en Kathmandú y me sentía generosa; o no sé si fue para desquitarme un poco del «San Benito» de tacaña que acababan de ponerme! 😆 … y él se quedó tan agradecido; que me decía que me esperaba y me llevaba free todo el día … Se lo agradecí, pero lo que yo quería era perderme en Kathmandu …
EL jardín de los sueños es un lugar muy recomendado para descansar un rato del ruído y la contaminación de Kathmandú… Está muy cerquita de Thamel y la entrada cuesta 100 rupias; por el precio de la entrada, menos de un euro, tienes wifi gratis durante una hora. En el jardín hay fuentes, nenúfares, pérgolas y bancos situados estratégicamente a la sombra y desde donde se escucha el relajante sonido del agua … Además hay un restaurante , una cafetería y un servicio de colchonetas para tumbarte en el césped. Después de muchas fotos y un chai, proseguí mi ruta por Thamel; parándome en cada librería … (Esto es algo que he hecho siempre; me gusta comprobar como incluso en Nepal la gente lee a García Márquez… y como detalle curioso, os diré que en las librerías de kathmandú los libros están todos cubiertos de plásticos para protegerlos del polvo que entra de la calle y otra cosa curiosa es que en las librerías se venden postales y sellos, te dejan incluso un bolígrafo para escribirlas y luego las puedes meter en una especie de caja de zapatos con una ranura y ellos se encargan de llevarlas a correos, y lo mejor es que llegan a su destino!!! ¡Comprobado! 👌 Luego me metí en un templo a curiosear y hasta regateé una gorra para una chica alemana que ya se iba sin comprar!! 😉
Por el camino, comí en un garito donde sólo había una familia y un monje budista… Esperé al acecho a que el monje hubiera pedido una hamburguesa doble y una coca cola para conseguir una foto digna del Pulitzer… Pero cuando llegó la camarera con la orden; mi gozo en un pozo! Sólo habia pedido unos noodles… 🙄
Luego seguí mi camino hasta perderme, lejos de Thamel y llegué a una zona donde ya no se veían turistas y algunas personas se acercaban a preguntarme de donde era…
Cuando empezó a llover; tuve que coger un taxi para volver al hotel y hasta al taxista le costó encontrarlo…no sé ni como los de google maps han conseguido hacer el callejero de kathmandu! Ya os había dicho que es laberíntico! 🤦
Por la tarde quedamos todos juntos, para ir a tomar algo y a cenar.
Para empezar, pasamos por una de las múltiples pastelerías que hay en Thamel para comprar pasteles; a partir de las ocho de la tarde en las pastelerías de Kathmandú, todo se rebaja a mitad de precio… Queríamos algo para desayunar al día siguiente, antes de salir para el aeropuerto, pero luego no hizo falta, porque nos prepararon el desayuno en el hotel antes de marchar…
Fue una cena de despedida perfecta; con risas, baile y cervezas. Una noche muy animada y divertida; llena de buenos momentos y en un bar con un toque algo surrealista; con una curiosa clienta donde cualquiera que lo desee puede convertirse en DJ por una noche; al estilo Paquirrín! 😎
El Sams’s Bar tiene un ambiente muy cosmopolita; en las puertas del baño hablé con un argentino, luego había unas australianas, apodadas «las borrachas» 😉 , que bailaban descalzas tropezando contra todo y contra tod@s… eran las auténticas reinas de la noche! 💃💃( Y muy afortunadas también, porque el suelo estaba lleno de cristales…) Entre la clientela; también había algún español y un extraño nepalí de esos que bailan detrás de tí como si fueran tu sombra, invadiendo un poco tu espacio vital, pero sin decir nada… además estaba «Fumanchú», que llevaba perfectamente la cuenta de lo que debía cada uno a la barra y por supuesto nuestro camarero preferido, al que Ali cogió en brazos al menos en un par de ocasiones aquella noche … Creo que ensayaban un baile! jajaja Y no les estaba quedando nada mal! 😆 😆
En resumen; una noche loca y divertida , el final perfecto para un gran viaje.
Al día siguiente teníamos que levantarnos temprano; nos dieron el desayuno en el hotel, pagamos nuestras deudas de alojamiento y el transporte al aeropuerto y dejamos nuestras medicinas para una ong: Help Nepal. El día anterior le había enviado un whatsapp a una enfermera nepalí, que es la que lleva el tema de la recogida.
De nuestro viaje a Nepal, me quedo absolutamente con todo; con lo bueno y también con lo no tan bueno… porque la experiencia ha valido la pena y porque todos los viajes son especiales e irrepetibles.
Ya desde la perspectiva que dá el paso del tiempo, he llegado a la conclusión de que en todo viaje largo surge algún problema, y si no hubiera sido este, habría sido otro… pero tratando de ser justa con todos y también conmigo misma y como dicen en Gran Hermano: Durante los viajes se magnifica todo, también los problemas.
Viajar en un grupo de diez personas que eran completas desconocidas antes de empezar el viaje, me sigue pareciendo excitante, pero tampoco vamos a decir que resulte fácil… y sin duda, la tarea del coordinador tampoco lo es: Primero, porque siempre vas a estar en el ojo del huracán; está claro que no le vas a gustar a tod@s y que siempre vas a recibir críticas, hagas lo que hagas… Porque hay nueve pares de ojos observandote en cada movimiento y haciendo juicio. Así que sólo te queda tratar de hacerlo bien para que el grupo salga beneficiado; como diría Jesús: «Hacerlo con el corazón» y sin tratar de buscar la perfección, porque eso ni creo que exista! 🤔
Me hubiera gustado decir: «NO hubo ningun problema», pero sinceramente, no conozco ningún viaje largo en el que no haya surgido ningún problema… y justo esos problemillas; son lo que hacen que los viajes se conviertan en unas eficaces herramientas de aprendizaje, todas esas cosas que nos pasan se quedan ahí, en nuestro compostero personal, para ayudarnos a seguir creciendo! 😉
El viaje de vuelta fue medio loco; yo dormí todo lo que pude , aunque no era fácil con aquellos ruidosos compañeros de asiento que me tocaron y que casi consiguen me dé un infarto… De Delhi a Madrid venía durmiendo tranquilamente y cuando me despierto veo a un hombre con las piernas abiertas y cada pie sobre uno de mis reposabrazos, lo miré desde abajo con cara de incredulidad y de repente dió un salto y se plantó en el pasillo… Me dijo : «¡Era para no despertarte!» Vicente que había visto la jugada desde el otro lado del pasillo, tenía la misma cara de incredulidad que yo… _Cuántas cosas raras pasan en cuanto una sale de casa…!»😅
Durante los vuelos, algunos fueron escribiendo las postales que Jesús nos había regalado el último día en Kathmandú; eran postales dirigidas a todos nosotros, donde cada uno escribiría algo para los otros, me faltó sitio para escribirles todo lo que me hubiera gustado decirles y por eso tuve que decírselo luego por whatsapp.
Para mí había sido un viaje de aprendizaje total; una experiencia muy intensa en la que los buenos momentos se habían cruzado con momentos geniales y con otros que no lo habían sido tanto. Nepal no había sido de color de rosa, ni tampoco negro! Había sido, simple y llanamente: real! Sabía que los días siguientes los iba a echar mucho de menos, como así fue, y me sentía agradecida por todo lo que cada uno de mis compañeros me había aportado durante el viaje.
Ahora, ya están para siempre en mis recuerdos; ya forman parte de mi vida y cada vez que piense en Nepal por ahí andaremos todos; subiendo escaleras, desayunando pourridge, cantando una canción de Camilo Sexto en un bar algo surrealista de kathmandú o brindando por la Kumary con una cerveza Everest… Siempre estaremos con nuestros gorritos de animales comtemplando fascinados el amanecer en Poon Hill, perdidos otra vez por kathmandú, siguiendo las indicaciones de la pija esa de google maps o sentados en un autobús que va dando saltitos por el país de las sonrisas…
Ya no hay vuelta atrás! A nosotros, mis queridos «kumarys»: Siempre nos quedará Nepal! 🇳🇵
Lamento el mal trago que pasaste con dicho personaje , pero creo que tuviste la dicha de encontrarte con el verdadero Yeti., no me paso a mi en Nepal pero en varias ocasiones en Madrid suelen aparecer cuando menos te lo esperas.
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ja ja ja ja Tenía que suponer que cosas así podían ocurrir, pero yo soy bastante inconsciente; voy por la vida tan feliz… y el asunto es que tampoco aprendo! 😉 Muchas gracias por tu comentario y tu visita. Un abrazo
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