Hoy como cada 24 de Febrero celebramos en Galicia el día de Rosalía; poetisa, hija de un sacerdote y madre de origen noble… feminista en la sombra y a día de hoy convertida en icono de la galleguidad.
Y a mí, aprovechando la ocasión, me gustaría hablaros de la Morriña. Hay algo que nos inculcan a muchos gallegos desde que nacemos y por lo que deberíamos de estar agradecidos, que es el amor por la tierra; el amor por el verde del bosque y por el azul por el mar… El aprecio en general por la naturaleza. Y este apego a la tierra, ya nos acompañará durante el resto de nuestros días.

Sé que actualmente hay gente que no inculca ese amor a sus hijos y eso me entristece, porque se les está apartando de un sentimiento que durante siglos ha estado unido a la humanidad … El abandono, el desconocimiento y muchas veces el rechazo de nuestras propias costumbres, de nuestras tradiciones, de nuestro idioma… nos hará perder parte de nuestra identidad y transformarnos en seres casi robóticos; sin ninguna singularidad, ni atractivo … Pero sin embargo, no creo que todo esté perdido, porque hay algo que en mayor o menor medida ya viene impreso en nuestro ADN y eso es el apego a la tierra! Han sido tantos siglos dependiendo de las cosechas y en comunión total con la naturaleza, que han dejado profundas huellas en nuestros genes y cuando ha habido incendios o catástrofes ecológicas como la del Prestige… la gente ha salido a defender la naturaleza con uñas y dientes y ha sufrido como se sufre por un familiar enfermo, al ver que una parte de nosotros estaba en peligro…
La tierra nos atrapa, somos parte de ella, le pertenecemos… No he conocido a ningún gallego que cuando nota que se va acercando su hora, no suspire por regresar a su tierra. Es un sentimiento generalizado, una especie de llamada de la naturaleza; Ese fuerte lazo de unión con la tierra que tira por él, es donde creo que está el origen de la Morriña.
La morriña no es mismamente tristeza como creen algunos, ni siquiera es nostalgia o melancolía; es un sentimiento de «desacougo»; sentir la incomodidad de que te falta algo cuando estás lejos de tu lugar natural y la necesidad de volver a la tierra a donde perteneces.
Galicia ha sido tierra de emigrantes y de viajeros que han salido llevando el nombre de su lugar de origen por donde han ido y que se emocionan hablando de las maravillas de su tierra y de su paisaje; porque sabemos que la tierra, es lo mejor que tenemos.
Nadie como Rosalía mostró el fuerte dolor que sentía al alejarse de su tierra.
Cuando alguna vez he oído decir que los gallegos somos chovinistas , me ha dado la risa; es cierto que amamos de modo exagerado lo propio, pero sin despreciar lo ajeno… es cierto que pensamos que vivimos en un lugar privilegiado donde la naturaleza todavía nos tiene enganchados y domina nuestros estados de ánimo con sus cambios bruscos y sus diferentes tonalidades según la estación… y sí, posiblemente exageremos las virtudes y la belleza de nuestra tierra (aunque yo como gallega, no lo crea) , pero es bien sabido que en el amor la exageración esta permitida.