
Hace unos días que dejé Cabo Verde…Me levanté muy temprano, con lo poco que me gusta a mí madrugar…Pero tenía que darme prisa, a las cinco venía a buscarme un taxista para llevarme al aeropuerto. Esta vez me iba sin despedidas; las cinco de la mañana no parece la mejor hora para despedirse y además ahora he descubierto que me gusta irme así; como una fugitiva…en silencio, cuando aún no ha salido el sol.. lo que se conoce como «irse a la francesa»! 😉