Después de conocer la estación de Delhi, sabía que el viaje en tren sería toda una experiencia.
Vimos como nuestro tren se aproximaba y nuestras caras debían de ser todo un poema cuando el tren empezó a frenar y pudimos ver los vagones sleeper class , donde se veía gente durmiendo casi amontonada.
Así que cuando subimos a nuestro vagón y ví que había literas me sentí feliz y contenta, como si hubiera llegado a un hotel de cinco estrellas.
En principio nos agolpamos en el pasillo próximo al baño (que era una auténtica peste). Era muy tarde, las luces de los compartimentos estaban apagadas y Ankit y Amit trataban de buscarnos sitio en el vagón…
Cada vez que encontraban alguna plaza venían a buscarnos y decían: _Que vengan tres, ahora dos… etc
Ya sólo quedábamos cuatro personas cuando vinieron a por Maribel y a por mí. Maribel se quedó en una litera de las del pasillo y yo pasé a la única litera que quedaba libre el compartimento más cercano.
Abrí la cortinilla del departamento y me metí, una familia dormía plácidamente.
Mi litera era una de las del medio y ví como unas sábanas revueltas y una manta marrón de las que en la vida normal «me pican».
Sin protestar, ascendí a mi litera y me introduje en aquellas sábanas usadas por sabe dios quien. Al día siguiente me enteré de que había que pedirle las sábanas al personal del tren y que te las daban en una bolsa cerrada. Así que sentí un poco de asco cuando me enteré , pero no tanto como hubiera sentido en una situación normal ¡Una se va curtiendo! ;D
La verdad es que, dormí bien mi primera noche en tren en la India.
Mis vecinos se levantaron temprano y salieron impecables del vagón, tengo que decir que esto es algo que admiro de los indios y sobre todo de las indias. Dá igual donde duerman, por la mañana se arreglan un poco el sari y salen perfectas ¡Parecen princesas de las de verdad! (Cuando digo de las de verdad, por supuesto me refiero a las de Disney!)
Yo retomé mi sueño hasta que de pronto sentí una presencia. Era Amit que supongo que venía a ver como habíamos pasado la noche… Pero como Amit al principio no hablaba mucho y sólo me dijo _¡Hola! Yo entendí que era la hora de levantarnos, que nuestro destino estaría cerca, y ¡me levanté! Luego supe que todavía quedaban casi dos horas de viaje y me arrepentí de levantarme de aquellas sábanas sucias aunque acogedoras 😉
Creo que Amit se aburría porque no tenía sueño, así que charlamos durante el par de horas que nos quedaban de viaje.
Amit es un chico casi perfecto, y luego os diré porque es CASI…
Aunque duerma en un vagón de tren, se levanta impecable como el resto de los indios. Amit siempre está impecable, es muy amable, agradable y siempre aparece cuando lo necesitas, se presenta de repente y te soluciona cualquier cosa. Amit tiene un pequeño problema con el español, pero si os digo la verdad ; creo que no lo necesita, porque tiene esa capacidad para entenderlo todo que supera cualquier barrera lingüística.
Aquel día me enseñó unas cuantas palabras en Hindi y contestó a todas mis dudas… que eran muchas.
Creo que ya estaba iniciando mi proceso de indianización y como una buena neo-india, tenía que hacer muchas preguntas 😉