Nunca nada suele ser como te lo imaginas y por más que te cuenten, siempre hay algo que te sorprenderá; tendemos a imaginarnos las cosas y a visualizar los lugares antes de llegar a ellos. Cuando trataba de imaginar como sería la Fundación Vicente Ferrer, nunca pensé que sería así, sinceramente superó mis expectativas.
Después de muchos años de duro trabajo para erradicar las desigualdades y trabajar sobre todo en la concienciación y en el cambio de hábitos, la Vicente Ferrer es a día de hoy un ejemplo a seguir; muchos la imitan, otros como el gobierno indio, buscan su consejo o incluso trabajan conjuntamente con ellos. La Fundación ha logrado que su sistema funcione.
En la entrada anterior os conté como había sido nuestra llegada a la Fundación; un estupendo lugar de encuentro entre viajeros; un lugar donde se mezclan las culturas sin problema, donde la religión tampoco importa y donde se habla en varios idiomas…
Cero misticismo, cero religiosidad y una humanidad elevada a su máximo exponente! Soy fan de Vicente Ferrer lo confieso, lo he sido siempre… Y su obra no me ha decepcionado.
La noche de nuestra llegada, después de firmar en la entrada y de que nos dieran la llave de nuestra casita, fuimos a cenar a la cantina. Cuando entras en la cantina, te encuentras con un gran comedor que ocupa todo el edificio. En la entrada hay una recepcionista; una chica india con sari de colores que ya al verte la pinta te habla en un perfecto español XD Y te indica lo que debes de hacer. A la izquierda hay una especie de autoservicio y a la derecha muchas mesas de comedor con sillas. En la primera parte del autoservicio se ofrece comida india y hacia el fondo comida occidental, y cuando digo occidental , no sé porque no digo española! Había tortilla de patatas, «filloas», ensalada de tomate… y hasta nocilla!! Coges tu bandeja, te sirves lo que quieres y te sientas a comer! ¡Ah!! Y con el agua no hay problema porque tienen depuradora! Además en todo el comedor hay wifi!!! y claro, ahí ya … sientes que has llegado al paraíso! 😉
Sólo hay una cosa que no me gustó, y es que indios y occidentales se sienten separados. No me gustó porque no lo entendí; no entendí que en un sitio donde se tratan de erradicar las desigualdades luego se separe a la gente, pero seguro que tienen una buena razón porque son muchos años de experiencia; supongo que será por comodidad, porque cada uno come cerca de donde está su comida y con sus propias costumbres. Los indios no usan cubiertos.
Al día siguiente nos levantamos temprano para ir a visitar proyectos. Después del desayuno , Mónica nos dijo que no se sentía muy bien y que se iba a quedar a descansar y nosotras nos fuimos al punto de encuentro… Es frecuente que a la Vicente Ferrer lleguen viajeros, sobre todo los viajes organizados para padrinos, así que nos metieron en los todo terrenos repartidas con el grupo y con una guía de la fundación en cada coche; la mía era majísima; una india musulmana y por eso no llevaba dindi (Que es el punto que las mujeres indias se pintan o se pegan entre los ojos) , me explicó que sólo traían dindi las hindúes (No tenía ni idea, pensé que no tenía que ver con la religión) También me contó , hablando de castas, que mucha gente hoy en día prefiere ser de casta baja porque el gobierno les ofrece ayudas a las castas más bajas. La verdad que era una mujer encantadora que resolvía todas mis dudas y a la vez ella iba apuntando las palabras en español que yo le decía y que ella no conocía en su libretita, para estudiarlas por la noche! 🙂
En mi coche iban tres mujeres ya jubiladas o casi, que resultaron ser muy agradables, sobre todo una que tiene dos hermanas apadrinadas! Es una pena que no me haya quedado con su teléfono, ni su email, ni nada… Me contaron todo lo que habían visto y que les hubiera gustado «ir más a su bola» porque se pasaban mucho tiempo en coche y en los hoteles, donde tenían media pensión, pero a pesar de todo; habían conocido gente y habían hecho un montón de fotos. Durante el viaje a la plantación ecológica hablamos casi de todo; de lo que valía la pena comprar en india, de cremas, de mi anterior viaje a India… la verdad es que fue un viajecito de lo más agradable.
Pasábamos por pueblos donde la gente estaba lavando y tendiendo la ropa o cultivando; otros simplemente estaban sentados delante de sus casas tomando el fresco y al ver el coche nos saludaban con la mano.
En primer lugar visitamos un programa de nutrición en una escuela para niños de primaria a los que se le dá un huevo cada dos días y algún otro complemento para su dieta, pues son zonas donde hay mucha pobreza y las dietas son escasas en proteínas. Nos recibieron en la puerta y allí se nos explicó en que consistía el proyecto.
Los niños indios, creo que ya lo he dicho en otras muchas ocasiones, son los más guapos que he visto nunca y siempre van vestidos como si fueran a una fiesta. Nos lo pasamos genial con ellos.
En nuestro recorrido pasamos por las casitas que la fundación ha ido haciendo para las familias y en las que ponen el nombre de la mujer de la casa en la puerta, así si su marido las abandona no hay problema, porque las casas están a nombre de las mujeres. Después de mucha ropa tendida , más casas y mucho campo, llegamos al proyecto «De mujer a mujer» .
Había un montón de mujeres que nos habían hecho unas mandalas de recibimiento y nos estaban esperando con sus niños. Todas guapísimas, con sus saris de colores y su pelo trenzado y brillante de aceite. Primero una de nuestras guías nos explicó en que consistía el proyecto y luego cada una de las participantes salía a contarnos su experiencia.
El programa funciona como una especie de micro créditos por los que la mujer recibe una búfala y empieza a comercializar la leche… Nos contaron que al principio los maridos desconfiaban y no les gusta que ellas empezaran a tener independencia económica, lo veían como un peligro, pero poco a poco las mujeres han ido ganando la batalla. De entre todas ellas salió a hablarnos una mujer que había ido mejorando su negocio y ya tenía 8 bufalas! Por supuesto le aplaudimos por su fuerza, su trabajo y su empeño… así da gusto!
Visitar los proyectos de la fundación es una experiencia única, super interesante y educativa. Nos recibían con mandalas preciosas de colores pintadas en el suelo y luego nos obsequiaban con collares de flores y flores para el pelo o las muñecas. Tanta hospitalidad te hace sentir super bien y además es una buena forma de llegar a la gente y de conocer una parte de la realidad de la India de primera mano.
Y como nadie es perfecto ; os diré que me pareció criticable que para nosotros pusieran sillas, mientras ellas estaban sentadas en el suelo. Sé que los indios acostumbran a sentarse en el suelo pero para mí era como mirarlos desde arriba… Hay alguna cosa que no me ha gustado y la comento sin acritud, porque a otra gente las mismas cosas no les han parecido mal, ni siquiera les han extrañado. Casi todos eran padrinos de los niños y las visitas están organizadas para ellos. Además, seguro que tendrá una razón de ser; muchos de los padrinos son gente de edad y es normal que traten de ofrecer toda la comodidad posible a los visitantes para que se sientan como en casa.

Yo acabé en el suelo y dejándole la cámara a una niña que nos hizo una gran sesión de fotos. _Smilee!! SUPERB!!! 😀
Después de visitar los tres proyectos, regresamos a la fundación para comer; como ya era tarde, tuvieron que avisar por teléfono a la cocina, para que nos esperaran.
Fuimos a llamar a Mónica y también vino a comer con nosotras. Por la tarde fuimos a la tienda que hay dentro del poblado donde se venden cosas muy bonitas de artesanía hechas por las mujeres y allí vino a buscarnos Asshi que es uno de los trabajadores de la fundación y nos preguntó que cuándo nos íbamos, porque Ana Ferrer quería conocernos . Ana estaba fuera y no regresaría hasta las seis, así que nos fuimos a dar una vuelta para hacer tiempo y conocer la ciudad.
Mónica se quedó a leer y Mayca, Bárbara y yo nos fuimos por los alrededores de la fundación a conocer Anantapur. Fue una tarde sorprendentemente interesante; la gente se hacía fotos con nosotras y nos invitaba a entrar en sus casas. Me impresionó sobre todo un chico que nos pidió que entráramos a ver a su hermana; una chica jovencita de 14 ó 15 años que estaba en una cama con un problema de movilidad, al lado había un andador…Nos recibieron todos con una sonrisa y el chico nos pidió que le hiciéramos una foto en el patio de su casa. Hay algo que la gente india todavía conserva que es la naturalidad, la hospitalidad y la confianza en los otros. Fue una tarde de encuentro con un montón de personas; llena de fotos, de risas, de niños y de perritos que nos perseguían…

Haciendo amiguitos. Esta niña nos saludaba con la mano, daba saltitos y se reía… Cuando cruzamos la calle para ir a verla y vió que éramos raras y ni siquera hablábamos su idioma se asustó un poco 😉 Foto bárbara de Bárbara 😉
Se nos pasó el tiempo tan rápido, que casi llegamos tarde a nuestra cita con Ana Ferrer. Ana Ferrer recibe a todos los que pasan por la fundación ; el trato es excelente, hace que te sientas importante y además te dá la oportunidad de comprobar la sencillez de la gente que hace cosas realmente importantes. Te habla de tú a tú con naturalidad y se interesa por tu vida, por saber que te ha llevado a visitar la fundación y te invita a volver o a quedarte más tiempo… En ningún momento nadie te sugiere dejar un donativo ni te piden nada pero ya lo habíamos hablado antes incluso de salir de casa y pensábamos hacer un donativo al irnos.
Esa misma noche durante la cena volvimos a hablar de cuanto podíamos dejar como donativo, porque no sabíamos que cantidad podía ser más adecuada, así que le preguntamos a otros viajeros que estaban de paso, un grupo de chicos españoles que trabajaban en Bangalore y habían venido el fín de semana de visita. Le sorprendió nuestra pregunta y dijeron que ni se les había ocurrido dejar un donativo… Me sorprendió su respuesta, porque sabemos que la fundación invita a todo durante ese máximo de cuatro días y que es una forma más de darse a conocer y de mostrar su trabajo, pero imaginaba que había un código no escrito, ni pactado en el que se supone que al menos no vas a meter a la fundación en gastos. Era algo que todas teníamos claro antes de salir de nuestra casa y que yo seguía teniendo igual de claro.
Aquella noche Mónica salió con los chicos de Bangalore y con algún cooperante de la fundación, el resto preferimos quedarnos a descansar porque ahora venía el trayecto más pesado de todo el viaje. Con dudas y con alguna que otra discusión sobre el tema, al día siguiente hicimos nuestro donativo en la fundación en euros, para evitar quedarnos sin rupias, pues nos esperaban casi dos días de viaje sin apenas paradas.
Así que después de desayunar y de rehacer las mochilas, nos dispusimos a abandonar la Fundación y mientras nos dirijíamos a la puerta de salida para entregar las llaves, me invadió un sentimiento de melancolía; una mezcla entre la alegría por haber podido estar allí y a la vez tristeza por tener que marchar tan pronto, mezclado con ese sentimiento de impotencia que dá el saber que la vida es breve y Anantapur está tan lejos…Ay! Otra vez la insoportable levedad del ser! :S
En la portería, una de las trabajadoras de la fundación nos cosiguió un tuc tuc que ella misma nos regateó y que nos llevaría a la estación de trenes de Anantapur para iniciar nuestro viaje a Bangalore. Nos despedimos de ella con un abrazo; ya sé que no es normal en India tanto tocamiento, pero se vé que ella ya estaba acostumbrada 🙂
Desde el tuc tuc vimos la estatua dorada de Vicente Ferrer con la que el gobierno Indio ha querido agradecer su labor en Anantapur. Entonces pensé en la cantidad de cosas que puede hacer un hombre cuando pone todo su empeño. Una vida dedicada por completo a un proyecto que ha dado su fruto; ¡Es admirable!
No conocía esta fundación… qué lindo relato! me transporté inmediatamente y me quedé con una sonrisa puesta
Es verdad, es gigante lo que puede hacer uno si pone empeño 😀
Empecé a leerte cuando ya habías comenzado a relatar este viaje… ya volviste?
Un beso!
Neri
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Sí Neri! He vuelto! 🙂 Muchísimas gracias por seguirme! La Fundación Vicente Ferrer es muy conocida en España. Hay incluso una película sobre su vida. Vicente Ferrer peleó por mejorar la vida de las castas más pobres y discriminadas de la India y después de su muerte, su proyecto sigue en pie! 😀
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Yo colaboro pero no he ido todavía a Anantapur. Me ha gustado mucho tu relato y he puesto imágenes a lo que ya imaginaba en mi pensamiento. Muchas gracias. Namasté
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Hola Izaskun, ojalá puedas ir muy pronto porque realmente vale la pena. Es un remanso de paz; un mini pueblo con casitas iguales, avenidas limpias con aceras y árboles. En cuanto sales de allí vuelves a estar en India 😉 Sin aceras, con montones de motos, tuctucs y ruído por todas partes!! Me encanta!!! 😀
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Reblogueó esto en Por el mundo adelantey comentado:
Reblogueo la entrada mi blog amigo Un Plan Infinito, en la que os cuenta cómo fue nuestra experiencia en la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur, India:
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Hace unos años esta frase de Vicente Ferrer “La acción es una oración sin palabras….La acción buena contiene todas las filosofías, todas las ideologías, todas las religiones….” me emociono, me conquisto. Por fin este año iré a la India y podré ver su obra. Gracias por vuestra información, necesitare mas, pero necesito ordenar las preguntas, nunca e estado en la india ni hablo ingles pero no será eso lo que lo impida. Muchas gracias.
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La India no te va a dejar indiferente y la Fundaciónn Vicente Ferrer es una verdadera maravilla 🙂 Te encantará! Mucha suerte y feliz viaje!! Un abrazo
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hola me encanto!!!!! podrias dejarnos el email de la fundacion??
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Entra en la web y escríbele al formulario de contacto, ellos se pondrán en contacto contigo 😉 Es una experiencia que vale mucho la pena. Un abrazo! http://www.fundacionvicenteferrer.org
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Gràcies per aquest magnific blog. Sous estupendas, seguiu així. Desde avui sóc fan del vostre blog. Una abraçada.
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Gràcies!! Petons!
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Hola. Tengo muchas ganas de ir a Anantapur y conocer la Fundación Vicente Ferrer, ya que para mí sería un sueño cumplido. Una de mis dudas es, ya que por motivos de trabajo casi siempre viajo sola y no sé si será recomendable ir a la India yo sola, ya que todo mi entorno está en desacuerdo conmigo.
Muchas gracias por el relato, ya que hace una idea clara de cómo sería visitar la fundación.
Un saludo 😉
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Hola tocaya! 😀 A ver te cuento un poco; el Norte de la India es duro, porque es muy diferente a Europa y el contraste al principio choca mucho (más que peligroso, puede resultar agobiante), pero el Sur es más tranquilo. Si vuelas a Bangalore o a Mumbai, podrías hacerlo tranquilamente. Es una experiencia súper gratificante que no deberías de perderte… Si tienes miedo de ir sóla, también puedes poñerte en contacto con la asociación, sé que ellos trabajan con gente que organiza viajes a India y luego los llevan unos días de visita a Anantapur, de hecho nosotras coincidimos con un grupo de viajeros que mayormente eran padrinos de los proyectos. Lo que no debes de hacer nunca es quedarte con las ganas 🙂 Para mí fue una experiencia preciosa, un logro y una satisfacción personal, Yo creo que ya lo he dicho mil veces pero nada en Anantapur defrauda.
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