Bangkok era inevitable… Porque nuestro vuelo para España salía desde allí, pero hubo dudas sobre Bangkok ; no sabíamos por cuantos días quedarnos, o mejor dicho por cuantas noches… Dos o tres? Para algunos Bangkok suponía una novedad y obviamente había que verla! Para otros no era más que una ciudad de paso que no valía mucho la pena y para mí; Bangkok es un claro ejemplo de «en lo que no debería de convertirse ninguna ciudad del mundo». Bangkok es un ejemplo de mezcla entre tradición y modernidad , pero lo cierto es que la ciudad ha perdido parte de su identidad para acabar convirtiéndose en la meca del turismo sexual; Soi Cowboy es quizás la zona más famosa; una pequeña calle peatonal llena de bares de striptease. En Bangkok proliferan los espectáculos sexuales, en muchos casos bochornosos y esperpénticos como el ping pong show… que hacen que te peguntes hasta donde seremos capaces de llegar los seres humanos.
Teníamos reservado el alojamiento en la calle khaosan y el autobus nos dejó muy cerca de allí (según maps me) . Así que nos fuimos caminando hasta nuestro hostel. La zona de khaosan es el barrio mochilero por excelencia; un lugar lleno de bares, restaurantes y puestos de ropa y complementos … Un lugar ideal para pasar unos días en Bangkok porque además de que estás cerca de todo, sientes que estás en el corazón de la ciudad; donde se corta el bacalao! 😄
Nos habíamos pasado todo el día viajando… En Siem Reap el autobús nos había ido a buscar al hotel, aunque resulte sorprendente; lo cierto es que en Camboya, no vas tú a buscar al autobús, al menos en nuestro caso; fue el autobus el que vino a por nosotros! 😃 Y después fuimos parando en otros hoteles recogiendo al resto de la gente, hasta que estuvo casi lleno y nos llevó a la frontera. Lo de la frontera Camboya- Tailandia fue también un poco raro; el autobús nos paró en medio de un pueblo un poco caótico que no tenía pinta de frontera, y desde allí ya vas mirando a donde tienes que ir y te buscas un poco la vida. Primero te hacen un control en un edificio, luego cruzas por una calle llena de tráfico hasta otro lugar que ya tiene más aspecto de frontera y como es normal al no estar bien señalizado, mucha gente llega hasta allí sin hacer el control previo y le mandan recular, y otra vez volver al inicio… la verdad que es una frontera algo extraña, lo único bueno es que los ciudadanos españoles no pagamos, tenemos visado gratis durante un mes. Nosotros terminamos enseguida, pensando que así agilizábamos al grupo de nuestro autobús y al final nos tuvieron en una calle tirados durante un montón de tiempo, después de que nuestro autobús pasó la frontera, nos sentamos cada uno en su asiento pero el autobús no arrancaba; parecía que estuviéramos esperando por alguien… y cuando le preguntábamos al chico, que de vez en cuando pasaba a contarnos; solo nos decía que él no hablaba inglés y seguía echando la cuenta. En resumen; creo que su única intención era matarnos de hambre! 😃 Por fín arrancó y después de un trayecto bastante largo nos pararon para ir al servicio en una especie de centro comercial que surgió de repente y con los pocos bahts que nos habían quedado de nuestra primera estancia en Tailandia, nos comimos lo que pillamos! Y nos pareció muy barato… sería que veníamos de Siem Reap.
Y así fue como habíamos llegado al centro de Bangkok, donde estaba nuestro alojamiento. Como os decía, Khaosan es un lugar bullicioso; con muchos puestos tipo chiringuito y restaurantes que tienen su terraza casi en la calle y música en directo… De vez en cuando oyes croar a una rana …y eso solo significa que ya tienes a tu lado a una de las vendedores de ranas, pulseras y sombreros extraños… que se queda ahí a tu lado haciendo croar a la rana de madera un buen rato, hasta ponerte la cabeza como un bombo!😆 ( La próxima vez que vaya a Bangkok me compraré una rana, no sabía que echaría tanto de menos su croar…) 🙄
El ambiente en la calle es muy agradable y también muy relajado; porque hay montones de centros de masajes y a muy buen precio! 😀
Salimos a cenar y luego Manuela se comunicó con una amiga suya que estaba de viaje durante unos meses por el sudeste asiático y que casualmente, estaba en un bar a unos doscientos metros de nosotros.
Así que fue a saludarla y al terminar la cena, nos fuimos hasta el bar latino donde estaba la amiga de Manuela; un bar muy pequeño pero bien situado entre dos calles de ambiente y donde el gerente es un argentino con mucho rollo ( Lo del rollo podría obviarse , porque ya había dicho que era argentino! 😉) y donde te reciben nada más entrar con un chupito free!! En nuestro hostel en Chian Rai había free banana y aquí free chupito!😆
Esa noche nos recogimos pronto. El plan para el día siguiente exigía estar en plena forma para patearnos la ciudad; por la mañana iríamos al Palacio Real y al Wat Pho, el templo del budha reclinado. Allí Jorge tuvo un problema; y es que iba con pantalones cortos… Es importante que vayáis vestidos «decentemente» a la hora de visitar templos porque pueden ser muy exigentes y arruinaros la visita. Jorge tuvo que comprarse unos pantalones y aunque estaba muy enfadado por el trajín, luego creo que lo agradeció porque eran unos pantalones muy bonitos, a muy buen precio y además le favorecían. Las camisetas de tirantes tampoco las aceptan y aunque Manuela intentó cubrirse con un pañuelo, estaban súper exigentes y para entrar tuvo que ponerse un impermeable para la lluvia que llevaba en la mochila y soportar un calor sofocante, hasta que luego se hizo una especie de camiseta con el pañuelo y se terminó quitando el impermeable antes de morir por asfixia! 😆
El Palacio Real, como suelen ser los edificios en Tailandia, es un edificio hecho a lo grande!! Con mucho dorado y diferentes texturas; una arquitectura de gran vistosidad y con un precioso colorido… igual que el Wat Pho, el templo del budha reclinado, donde no se escatima en nada! 😍 Las dos son obras impresionantes!
Aquel día hacía un calor insoportable! Menos mal que te dan un agua gratis con la entrada y aunque lo normal es que te la bebas de un trago, luego también tienes donde recargarla.
Al salir de allí, nos fuimos a comer y en buena hora! Porque al calor le siguió una fuerte lluvia de tormenta. Lo de la comida fue un poco raro porque creo que aquel día comimos dos veces; hicimos un piscolabis y como no nos llegó luego tuvimos que repetir en otro sitio 😅 Al terminar nos fuimos preguntando hasta un muelle donde cogimos un ferry que atraviesa el canal para ir a Wat Arun, y por una miseria nos dimos un paseíto en barco, no sin antes pararnos en los mercadillos que hay de camino al embarcadero 😉
Cuando volvimos a Khaosan nos fuimos a dar unos masajes… Al salir del masaje, me encontré con un taxista y le regateé el precio al aeropuerto , me dió un buen precio y ya quedó el negocio cerrado. Luego salimos a cenar con nuestros amigos de alma mochilera y volvimos al bar del argentino para tomar el famoso chupito mortal… 😮 Ese día no había salido Xabi; decían que estaba de relax! A estas alturas del viaje ya estábamos todos bastante cansados y le enviamos un barquito de papel con un mensaje al miembro del equipo rival que nos había cautivado con su caligrafía y que además nos había enseñado como dar abrazos…😁
Para el tercer y último día, teníamos muchos planes; lo primero era desayunar en algún sitio donde hubiera café y luego contratar un tuk tuk para que nos llevara al área comercial de la ciudad; no puedes pasar por Bangkok sin visitar sus centros comerciales...Aunque los centros comerciales ya hace tiempo que me dan dolor de cabeza! 😅 Nos metimos en uno súper caro y luego terminamos en otro donde había cosas de todo tipo y sobre todo lo que buscábamos; algunos objetos típicos tailandeses para llevar de regalo.
Aquel día llovió a cántaros. Los tuktuks son perfectos para moverte por la ciudad, porque son rápidos y además al ir tan ventilados, son muy frescos… pero esa ventilación también hizo que termináramos empapados! Luego comimos en un sitio que Estefanía decía que era el más cutre en el que había comido en toda su vida! 😅 La pobre estaba empezando a sentirse mal y eso hacía que todavía lo viera peor… Aunque es cierto que era bastante cutre! 🤣 Yo también empezaba a estar harta de Pad Thai … Y otra cosa de la que no suele hablarse porque puede que no resulte políticamente correcto, pero que es el síndrome del «Empacho templario»… y es que llega un momento en que sufres una saturación de ver tanto templo! Y entonces piensas: No voy a una iglesia nada más que cuando me invitan a una boda o al funeral de un conocido y aquí me paso el día descalza por los templos… Al principio es muy bonito: los templos no tienen nada que ver con los nuestros; son mucho más ostentosos o quizás debería de decir más vistosos, más coloridos y te atraen por su exotismo! 😍 Un día me sorprendió una instagramer del norte de India que llegó a Goa y contaba en sus stories ; «Ahora os voy a enseñar algo precioso y sorprendente de Goa» y se metió en la iglesia; la más sencilla y cutre que he visto en mi vida… la típica capilla donde se celebra una romería una vez al año; con cuatro bancos, un altar y un par de imágenes de santos adornados con flores de plástico. Pues la chica flipaba y sus seguidores se asombraban ante tanta belleza y exotismo y decían _»Amazing»! Y yo pensando: «Si les enseñara una catedral… que dirían? » Pues creo que lo mismo nos pasa a nosotros; al principio nos sorprenden y nos entusiasmamos; luego ya como en cada esquina ves un templo, empieza a darte pereza y si no vale mucho la pena, ya no te descalzas! 😉
Retomando la historia, poco después de nuestra comida en el sitio cutre, nos fuimos al templo de wat saket o montaña dorada; un sitio muy bonito y muy recomendado para ver la puesta de sol sobre la ciudad. Pero teníamos que hacerlo rápido, porque el sol se pone muy pronto en Bangkok; había que estar antes de las cinco y además habíamos quedado con los chicos de alma mochilera y llegamos en tuktuk y por los pelos… Después de subir un montón de escaleras, alcanzamos la cima desde donde hay unas impresionantes vistas de la ciudad y muchos ya estaban preparados con su cámara apuntando hacia lo que en unos minutos se convertiría en todo un espectáculo. Durante este viaje he visto más puestas de sol que en toda mi vida, y aún sigo sin poder decidirme por alguna en particular 🙄
Cuando terminó el espectáculo, nos despedimos de los chicos de alma mochilera que tenían reunión en su hotel y nos fuimos a cenar a China Town… Nos costó llegar, porque el tuktero nos quiso hacer la jugada de siempre de llevarnos al negocio de su amigo y luego tuvimos que ir pateando desde allí al centro del barrio chino que estaba hasta la bandera! 🙄 No había sitio donde sentarse a cenar y muchos restaurantes tenían colas inmensas esperando fuera… Ya nos quitamos de la cabeza lo de intentar entrar en el restaurante más barato del mundo con una Estrella Michelín, que está en este barrio de Bangkok, y terminamos comiendo en el único restaurante donde aún quedaba sitio para sentarse…
Esa noche había que aprovecharla bien; era nuestra última noche en Bangkok y habíamos quedado para tomar algo y despedirnos de los chicos de alma mochilera… Nosotros ya habíamos cenado, pero igualmente compartimos mesa, mantel y charla… y al parecer la fiesta se prolongó! 💃🏻 🕺🏻 Yo me fui temprano, sobre las doce, con Estefanía que era mi compañera de habitación; durante esos días en que fuimos compañeras de habitación, ya me había acostumbrado a oir el audio de su madre antes de irnos a dormir… Mientras nos poníamos el pijama o nos lavábamos los dientes, Estefanía decía: «Voy a poner el audio de mi madre… « Y ahí empezaba : » Hola hija, hoy he visto que estás en Bangkok; una ciudad de casi doce millones de habitantes ( Ahh!! Mira que enterada! decía Estefanía 😂 )debe de ser muy bonita…bla bla…Bueno hija, pues acuérdate de contestarme y dime a que hora llegas, cuando puedas, pero no te olvides!» y así terminaba cada día en Bangkok… 😁
De los chicos de alma mochilera casi ni nos despedimos, al menos yo, que estaba convencida de que volveríamos a vernos en el aeropuerto…pero luego no fue así! El destino, tantas veces traicionero, hizo que nos encontráramos con Paula, su coordinadora , nada más llegar al aeropuerto! Pero luego entre la facturación y supongo que alguna cosa más… no volvimos a vernos. Aunque como teníamos grupo de whatsapp recibimos alguna foto de ellos en el aeropuerto. En el fondo creo que hasta me alegré, porque odio las despedidas…y aunque los años me han ido endureciendo, antes era de las que lloraba siempre! 😉
Pensaba que el relato de este viaje terminaría aquí y luego pasaría a hacer un resumen esquemático de lo que fue el itinerario, los alojamientos, los precios… y os dejaría algunos consejos prácticos para viajar por la zona; algo que pueda ayudaros en vuestro próximo viaje al Sudeste siático… pero como la próxima semana es Navidad; he decidido hacer un artículo diferente para contaros algunas cosillas más de este viaje y sobre todo para dedicarlos a mis compañer@s de viaje; que han sido los culpables de convertirlo en una gran aventura que ya no olvidaremos jamás.
Porque es cierto que el espíritu viajero existe y que de vez en cuando se manifiesta con una fuerza especial y es entonces cuando surge la magia del viaje! ⭐
Pedazo viaje, me ha encantado esta ruta. Tengo muchísimas ganas de hacerlo así que ya te pediré consejo. Gracias por compartirlo.
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Qué bien tenerte por aquí , Alberto! 😀 Y yo que pensaba que no me leías… 😉 Pronto escribiré un post algo más práctico con el itinerario, alojamientos… precios etc Pásatelo bien en Tbilisi, me están encantando las fotos que cuelgas! Bicos
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