Una feminista en la Habana
Hoy 8 de marzo, se festeja el día internacional de la mujer. Sé que en muchos lugares del mundo y sobre todo en América; se celebra felicitando a las mujeres y obsequiándoles flores o bombones… Aquí es más una jornada de reivindicación y compromiso con la igualdad de género en la que mujeres y hombres se manifiestan por la igualdad de derechos para celebrar lo conseguido pero sin bajar la guardia y seguir trabajando contra el machismo subyacente, la violencia contra las mujeres y el techo de cristal.
“Bastará una crisis política, económica o religiosa, para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Esos derechos nunca se dan por adquiridos “
Simone de Beauvoir
Estamos en un momento en el que algunos tratan de ridiculizar el movimiento feminista usando palabras despectivas como «feminazi», incluso queda alguna mujer que haciendo alarde de su ignorancia nos suelta sin pudor un: » Yo no soy machista ni feminista»
También en este tema se politiza hasta la extenuación para tratar de confrontar e incluso hoy salen varias manifestaciones por separado… Lo que me produce muchísima tristeza; porque tengo la certeza de que solo nos uniremos cuando el retroceso sea ya un hecho, y para entonces será demasiado tarde…
Galicia ha sido desde siempre cuna de importantes feministas como Rosalía de Castro, Concepción Arenal , Emilia Pardo Bazán, Sofía Casanova, Maruja Mallo… y muchas otras no tan reconocidas, condenadas a morir en el olvido… Estos días he descubierto a una de ellas; una maestra rural que emigró a Cuba donde ayudó a mejorar la situación de otras mujeres, que como ella emigraban al país caribeño, y me gustaría este 8 de marzo rendirle un bien merecido homenaje.

Andrea López Chao, la mujer que desarrolló un papel crucial en los inicios del feminismo gallego y cubano, nació en 1874 en Mondoñedo y murió en La Habana en 1954. Fue maestra en a Fonsagrada y en Lindín, Couboeira y Viloalle (Mondoñedo) antes de emigrar a Cuba. En 1904, ya en la Habana, se convirtió en directora del colegio del Centro Gallego de La Habana hasta 1947.
La institución se creó en 1880 para atender a 109 alumnos y en 1904 cuando llegó Andrea, ya había 3.000 alumnos matriculados. En el centro Plantel Concepción Arenal se impartía enseñanza primaria, media, comercio, taquigrafía, corte y confección, bellas artes y música y allí se formaron miles de gallegos y sus descendientes, hasta que en 1961 el centro fue expropiado por el castrismo.
Andrea se quedó viúda y con dos niños pequeños a la edad de 38 años, pero siguió al frente del colegio, mientras participaba en los movimientos de vanguardia que germinaban en Cuba. Ahí fue donde tomó conciencia; al ver que muchas de las mujeres que emigraban a Cuba para poder enviar dinero a sus familias, eran explotadas por sus paisanos o familiares viviendo lo que era una auténtica esclavitud, sin protección ninguna.
Aunque desde su origen, el Centro Gallego había funcionado en torno a los hombres y excluía a las mujeres de sus servicios; un grupo de periodistas denunciaron la situación de marginación de género de la mujer y Andrea se sumó a aquella lucha; participando junto a Solidaridad Pontevedresa en la creación en 1917 de la asociación Hijas de Galicia; para ayudar a las emigrantes que trabajaban como criadas; sin derechos, mal pagadas y que muchas veces eran arrojadas a la prostitución.


Pero los hombres seguían teniendo el mando en Hijas de Galicia, hasta que en 1919 se reformó el reglamento para permitir la entrada a mujeres y la primera en hacerlo, como vicepresidenta, fue Andrea López. En 1924, la sociedad abrió, a propuesta de Andrea, el Hospital Concepción Arenal , que ofrecía atención socio-sanitaria a las gallegas emigradas y prestaba especial atención a las vinculadas con la trata y el tráfico de mujeres. Más tarde, en 1938 la asociación también abrió un Balneario, hoy reconvertido en el Circulo Social José Luis Tasende, en la zona de Miramar.
El 15 de mayo de 1927 fueron aprobados los nuevos Estatutos de la Asociación, lo que daría un giro a la Sociedad , aunque manteniendo el espíritu fundacional : «Proporcionar asistencia sanitaria, auxilio y amparo a la mujer, especialmente a las naturales de la Región Gallega. Concederá los mismos beneficios a las de otras regiones españolas y aun de diferente nacionalidad.

Se dice que no hubo sociedad de mujeres igual en el mundo. Cuando Hijas de Galicia fue intervenida por el castrismo, ya eran más de 58.000 mujeres asociadas.
Todavía quedan muchas cosas por hacer y aunque algunas nos digan que la batalla está ganada, son muchos los signos de retroceso…La lucha continúa y deberá de continuar siempre ; mientras haya una mujer en el mundo que sea discriminada por razón de género.
Por nosotras, por las que vienen y por las que como Andrea emplearon su vida haciendo una labor encomiable. Para demostrarles que su duro trabajo por alcanzar la igualdad, no ha sido en balde.💪
Muchísimas gracias, Rocío, por dar a conocer la magnífica e ignorada (hablo por mí) historia de Andrea. Eres una cajita de sorpresas!
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Gracias a tí, por las visitas! 🙂
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